Rusia volvió a reafirmar su dominio en el balonmano femenino al conquistar su tercer Mundial consecutivo y el cuarto en las cinco últimas ediciones. Francia comenzó dominando (6-4), pero ya no pudo neutralizar la renta que su rival acumuló antes del descanso (11-14).
El equipo ruso, muy experimentado para manejar su renta en la segunda parte, estuvo liderado por la tremenda eficacia de Elena Dmitrieva, que anotó ocho de sus nueve lanzamientos y acabó como máxima anotadora de la final. Pese a que no jugó su mejor partido, Liudmila Postnova (3/14) fue designada mejor jugadora del Mundial.

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